MOVIMIENTOS. Yépes señaló que en el caso del terremoto del 16A “lo que tuvimos fue una liberación de una energía que se acumuló por 75 años y lo que estamos sintiendo ahora son justamente pequeños pedacitos que se quedaron rezagados y están tratando de alcanzar a los que se movieron, siempre dentro de la zona de réplicas”.

Recordó que “el continente se movió un metro”, entonces ya no hay la energía sísmica para poder repetir, en este segmento Jama-Pedernales, otro terremoto de más de 7,8 y a una tasa de empuje de la placa de Nazca de unos 6 centímetros por año con un acople, es decir con una transferencia de esa formación del 50 por ciento en la placa superficial (se acumula 3 centímetros por año). Por lo tanto, para tener una acumulación importante necesariamente tienen que pasar varias decenas de años para poder experimentar nuevamente un movimiento de esas características, enfatizó.

ESMERALDAS. Explicó que la zona de subducción de la placa de Nazca, que tiene unos 7 mil kilómetros de largo, y el continente se mueven por segmentos, y cada segmento tiene su propia dinámica. Una vez que se movió el segmento de Jama-Pedernales quedan a lado y lado dos segmentos, en el sur el de Bahía y en el norte el de Esmeraldas. El sur de Bahía se movió en el terremoto de 1956 y luego en el de 1998, “entonces está recién volviendo a acumular energía. Queda el de Esmeraldas, en la parte norte, el cual tiene históricamente como referente el terremoto de 1958 de magnitud 7,7.

Así las cosas, liberado Bahía con Jama-Pedernales, el que tiene casi 60 años de acumulación de fuerzas es el de Esmeraldas y en este, “obviamente más temprano que tarde vamos a tener una liberación de energía”, añadió. Puso énfasis en que “la naturaleza ya nos ha mostrado cómo funciona y nos da el tiempo necesario para poder hacer que el terremoto no dañe las estructuras, porque ese daño de estructuras es el que finalmente mata gente”.