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El valor de la palabra
El valor de la palabra
Por: Solón Pinoargote Sánchez

Martes 12 Julio 2016 | 04:00

Cuando nos topamos con la palabra “valor” muchos de nosotros pudiéramos asociarla, como primera cosa, con el factor dinero, olvidándonos por completo que con esta se construyen las cualidades innatas que marcan un plus al ser humano dentro de la colectividad, y que, por cierto, casi todos olvidamos: El valor de la palabra.

La palabra puesta en boca del ser humano debe ser algo así como una visión objetiva y técnica de los temas que se nos presenten, puesto que de ello mucho dependerá el triunfo o el fracaso de una empresa, o el éxito o no del individuo; y se mejora fundamentalmente la convivencia en sociedad a través del estrechamiento de los lazos humanos, que se tejen como consecuencia de esta. De allí que muchas veces, aunque de modo equivocado en ciertas ocasiones, nos regimos conforme al estado de ánimo que tengamos, otras veces por la costumbre o finalmente hasta por las posibilidades de sobrevivir.
La palabra, técnicamente hablando, constituyéndose en el conjunto de sonidos articulados que expresa una idea que da como resultado práctico el conocimiento del pensamiento humano, requiere de una buena dosis de seriedad a través de la responsabilidad, de la honestidad y del respeto, sobre todo hacia el conglomerado constituido en el ente receptor, toda vez que esta (la palabra) viene a hacer la premisa de la conciencia para comprender, expresar y establecer de manera diáfana y general, las condiciones particulares del mensaje.
Se avecinan las elecciones, a las que por cierto se las califica como el resultado de todo un proceso de proselitismo político, en donde se supone que habrá de todo un poco, dígase regalos, pláticas, mentiras, falta de respeto y todo cuanto signifique apocar al adversario, incluso términos insultantes. Allí es donde la palabra debe medírsela por su valor en calidad, mostrando sensatez, cordialidad, sensibilidad, veracidad y tolerancia, que nosotros los electores tenemos la obligación patriótica de calificar dándole la razón a quien la tiene y negándosela a quien no la tiene.
Todo estado o país se lo construye con ideas frescas, claras y renovadas, que permitan el flujo inmediato del progreso; y no persistir en conductas y tratamientos errados y anacrónicos que muchas veces resultan contradictorio a las aspiraciones de las grandes mayorías. He allí la teoría del Valor de la Palabra, aquella que debe ocupar un espacio en todos nuestros actos públicos y privados, básicamente con la idea de mejorar la inmediatez de nuestras decisiones a futuro.
Protágoras, famoso filósofo, amigo de Pericles y representante de la vieja generación de sofistas, expresaba que los problemas del Estado y del derecho dependían de cómo el hombre percibe y aprecia la realidad por él concebida. Sostenía que “el hombre es la medida de todas las cosas, de las existentes, tal como existen; y de las no existentes por él concebida”.
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