Todos los días, después de comer, dedica una hora a dormir. Solanda necesita una siesta para continuar con ánimo su jornada de trabajo. Es su costumbre. Pero la siesta no es sólo una costumbre, es una respuesta fisiológica. Luego del almuerzo el flujo sanguíneo se concentra en el estómago para realizar el proceso de digestión, y los demás músculos reciben menos sangre. Estudios revelan que la siesta debe hacerse. Al menos 15 minutos diarios de descanso son beneficiosos para reponer fuerzas. La productividad aumenta en personas que duermen la siesta.