El presidente de la República, Rafael Correa, durante un diálogo con medios de comunicación en Bahía de Caráquez, comentó ayer que se trata de un crédito “por emergencia, pero para balanza de pagos, que son las transacciones de un país con el resto del mundo, cuántos dólares entran, cuántos dólares salen”. Agregó que en una economía dolarizada, como la de Ecuador, la liquidez depende “de los dólares que ingresan”. 

Correa explicó que el FMI da ayuda para estabilizar balanzas de pago.

Estos fondos estarán disponibles a través del Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR), que proporciona asistencia financiera de urgencia por un desastre natural y “sin necesidad de un programa económico propiamente dicho ni de exámenes de la economía”.

El préstamo de 364 millones de dólares será efectivo “de inmediato” y cuenta con una tasa de interés anual del 1,1 %, indicó Luca Rizzi.

Mecanismo. Aunque este mecanismo no lleva condicionado un programa económico, el funcionario del FMI remarcó que “las autoridades están comprometidas a reprogramar las prioridades del gasto de capital y a suspender los proyectos de baja prioridad no relacionados con la reconstrucción, en el caso de que se presentara déficit de financiación”. 

La institución financiera internacional valoró, en este sentido, la “rápida” respuesta de Quito “con un programa fiscal de emergencia para financiar las tareas de alivio, con medidas tales como un aumento temporal de la tasa del IVA y contribuciones solidarias impuestas una sola vez sobre la remuneración, las utilidades de las sociedades y el patrimonio de las personas naturales”.

Con este crédito, Ecuador rompe un distanciamiento de casi diez años con el organismo.

La ayuda del FMI se suma a los cerca de 640 millones de dólares recibidos por Ecuador en líneas de crédito del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial (BM).