El emblemático edificio sufrió graves afectaciones en el terremoto y esta semana empezaron a demolerlo. El otro inmueble destinado a oficinas, sobre la calle Ricaurte, no será demolido porque es recuperable, señaló José Alvarado, quien fue jefe del Cuerpo de Bomberos durante siete años y ayer estuvo al frente de las operaciones de riego del edificio y del “colchón” de tierra sobre el que se colocan las máquinas para derrocar el edificio de tres plantas.