Córdova una de las 113 personas rescatadas con vida en el terremoto del 16 de abril. Lo sacaron de entre los escombros del hotel El Gato de Portoviejo, donde laboraba como recepcionista los fines de semana; en esa actividad estuvo 18 años hasta que la tragedia se hizo presente.
Su historia fue contada por innumerables medios de comunicación. Las 46 horas entre los escombros marcaron su existencia; la salida de las “tinieblas”, así como los aplausos y los gritos de felicidad que significaron su rescate, se convirtieron en un tema que apasiona a muchas personas, dentro y fuera del país.
En el hotel de la calle Pedro Gual, además de instalar a los usuarios, se encargaba de velar que todo se encontrara en orden, es decir, el funcionamiento de las cerraduras, llaves de agua, sistema eléctrico, etc.
“Milagrito” dice que su apodo surgió tras el 16A. No le incomoda y más bien lo promociona cuando le preguntan cómo lo llaman de cariño.
Feliz. Hace varios años Pablo Córdova intentó trabajar para el ECU911 de Portoviejo, pero no lo consiguió; presentó su carpeta y se sumó a una larga lista de interesados que pugnaban por ser parte de la entidad.
Esa vez el portovejense no tuvo suerte, pero no se dio por vencido.
Se ha caracterizado por el optimismo, y tras lo ocurrido el 16 de abril pasado, don Córdova recibió una recarga de felicidad.
“Nada me molesta ni me afecta. Trato de vivir a plenitud, gracias a Dios gozo de la alegría de tener un trabajo estable”, precisa.
Luego del rescate, con los días fue presa de la tristeza y desolación al saber que el edificio donde trabajaba no estaba en pie.
Incentivo. “Nunca perdí la fe en Dios ni la esperanza de volver a contar con un empleo”, subraya Córdova, al recordar el momento en que lo contactaron para que se acercara al 911 para una propuesta de trabajo.
Una de las preguntas básicas fue: qué sabe hacer, y respondió, todo. Desde plomería, computación, hasta carpintería, atención al cliente, etc.
“Voy a responder donde me ubiquen”, agregó. Entonces firmó su contrato y el 1 de julio comenzó a trabajar ante la atenta mirada de sus compañeros, quienes le han demostrado su admiración por ser un sobreviviente de la odisea que le tocó vivir.
“Milagrito” dice que el ambiente de trabajo es muy agradable. Se siente con muchos bríos y la energía suficiente para responder a la expectativa de quienes depositaron su confianza en él.
Córdova no tiene sentimientos mezquinos y espera que otras empresas e instituciones sigan el ejemplo del 911 y den empleo a las personas que resultaron afectadas por el terremoto. “Muchos esperamos un voto de confianza para salir adelante y resurgir”, refiere.