Actualizado hace: 930 días 21 horas 27 minutos
Jorge Bello M.
Gobernar y comunicar

Algunos gobiernos, locales y nacionales, apuestan la gestión en el éxito de “la comunicación” que sintetizan en abundante propaganda o anuncios locuaces y por ello llegan a pensar que con lo que arbitrariamente definen como “comunicación” se puede suplir su deber prioritario que es gobernar. Craso error.

Viernes 08 Junio 2007 | 21:08

Hay casos donde “eruditos de folletines” preguntan, con autosuficiencia propia de curanderos y charlatanes iluminados o vendedores del secreto de felicidad con pomada mágica: ¿quién maneja su imagen? (asocian manejo de imagen con relaciones públicas o producción de audiovisuales o manejo de prensa o hasta con maniqueísmo) y pasan a concluir: allí está el problema. Y dicen tener el remedio mágico: pon más publicidad (propaganda) o contrata más con los medios, que allí sube tu popularidad, controlas los medios y tienes gobernabilidad -a veces son premisas interesadas en lograr una buena parte de la pauta- con esos consejos y remedios se puede tener sensación de tranquilidad por un tiempo, pero los problemas de gobierno y comunicacionales no se habrán solucionado y más bien podrían incrementarse, por lo confuso y mentiroso de los mensajes que se lleguen a emitir. También tenemos el ejemplo de la coyuntura donde se lee a un líder, quizás, ensimismado y endiosado por su alta popularidad, que apuesta a su rol mediático y de gran comunicador instintivo, para pasar con éxito los dos años electorales que vivimos. Esta lectura siempre será fruto de la interpretación de mensajes que se emiten y transmiten, de los cuales un gobierno debe tener conciencia plena o de lo contrario una parte importante de su acción gobernadora, como lo es la comunicación, la habrá dejado para el arbitrio de la bilis, odios, resentimientos, traumas, vanidades y banalidades o simplemente de la audacia, la interpretación e intereses. La luna de miel no dura para toda la vida, lamentable e inevitablemente. Los índices de popularidad y credibilidad suben y también bajan. Tampoco se tiene muy en cuenta, más a nivel local, la medición de los mensajes y sus impactos; no se aplica ninguna disciplina en la construcción de los contenidos, por lo que las piezas del discurso y de la propaganda en Prensa, Radio o Televisión, tienden a ser lineales, unidireccionales, aburridas e incontrastables. La comunicación es importante, importantísima, pero no está llamada a suplir los actos de gobierno sino a comunicarlos. Cuando alguien pregunte: cómo mejorar la percepción de la gente sobre un gobierno (que cuenta, y mucho), siempre habrá de responderse de manera sencilla y directa: Gobernando. Y si es gobernando bien, mucho mejor. No conozco gobiernos exitosos que no hayan basado sus logros en los actos de gobierno. Tampoco es aconsejable mentir u ocultar información, el mejor remedio conocido en una crisis política y de comunicación, es la verdad y transparencia.
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