El equipo de Luis Fernando Suárez fraguó su victoria en la segunda mitad, después de resistir con orden defensivo y una pizca de suerte los embates de Perú, que mostró mejor fútbol, pero menos pegada ofensiva. Al final, el equipo franjirrojo pagó su esfuerzo y el botín fue a parar a manos de los ecuatorianos, que vengaron así su derrota en Madrid (1-2) hace sólo tres días. Más centrado que su rival, Perú no tardó en hacerse con las riendas del partido. Es un equipo más compacto, mejor armado y con una capacidad ofensiva de primer nivel, con Farfán, Guerrero y Mendoza como tripleta atacante. Sin necesidad de desplegarse demasiado gobernó el partido con cierta suficiencia, jugando en cancha ecuatoriana con toda la naturalidad del mundo. Un peldaño por debajo en cuanto a calidad y orden táctico, Ecuador opuso su incombustible fe, la misma que le llevó a firmar un digno papel en el Mundial de Alemania. Cierto que Luis Fernando Suárez dispuso un equipo de prueba, plagado de jugadores poco habituales en la Tricolor, pero el empuje de los ecuatorianos acabó imponiéndose al fútbol más europeo de Perú, un equipo más delicado, pero al que le faltó tensión competitiva en la segunda parte. En apenas dos aproximaciones aisladas, Ecuador fue capaz de dejar temblando a Perú. Lo hizo gracias a una desastrosa cesión de Acasiete a su portero que Felipe Caicedo estuvo a punto de convertir en el primer gol del partido, y en un disparo de Tenorio que salió desviado. Sólo dos latigazos, pero suficientes para pedir la palabra y perfilar el mapa del partido. Perú se adjudicó el papel de dominador; Ecuador se apuntó al contragolpe y al factor sorpresa. Bien a balón parado, bien con las galopadas de Farfán, Perú puso en apuros a Ecuador. La parroquia franjirroja pidió penalti de Campos a Bazalar, tras una extraordinaria internada del centrocampista peruano, pero el árbitro decidió no mojarse para disgusto de la afición de Perú. En la reanudación del partido, Mendoza disfrutó de la mejor ocasión, una carrera que le dejó prácticamente sólo ante Klimowicz. Pero el delantero peruano, incomprensiblemente, golpeó mal el balón y lo envió muy desviado a la izquierda de la meta ecuatoriana. Otro remate de Mendoza a bocajarro, cuando la grada peruana ya celebraba el gol, firmó la defunción del ataque de Perú. Corría el ecuador de la segunda parte y ahí terminó todo el fútbol de la franjirroja. Comenzó entonces el carrusel de cambios, que habría de trastocar definitivamente el partido a favor de la Tricolor, que encontró en sus jugadores reservas el empuje y el toque de calidad que le faltaba para imponerse a Perú. La rueda de cambios reactivó a Ecuador, más despierto con la entrada de su mejor jugador, Carlos Tenorio. Los hombres de Suárez combinaron mejor y poco a poco se adueñaron del partido. Se estiraron tanto que acabaron por acorralar a Perú, cambiando de arriba a abajo el panorama del partido en los últimos minutos. Animado por su dominio, Ecuador creyó en la victoria cuando Perú bajó los brazos, cansado de crear juego y no recoger fruto alguno. Con un fútbol más directo, la selección ecuatoriana se fue arriba y pescó el gol de la victoria en un acción a balón parado. A la salida de un córner, la defensa peruana se olvidó de despejar la pelota, que cayó mansa a los pies de Benítez. El ecuatoriano tuvo tiempo de controlarla y convertir a bocajarro el primer gol del partido. En la última acción del choque, De la Cruz culminó a la perfección un contragolpe para redondear la victoria de su equipo, para solaz de los miles de ecuatorianos presentes en el Mini Estadi, que encontraron doble motivo de fiesta: Ecuador vengó su derrota del pasado domingo (1-2) en Madrid y logró la primera victoria de su historia en territorio español.