Hablando por segunda vez en la misma semana para pedir por la aprobación del frágil y criticado proyecto de ley bipartidista, Bush pidió que los legisladores dejen de calcular "riesgos políticos" y hagan lo que es "correcto" para el país. "Amnistía es cuando una persona viola la ley y es completamente perdonada", dijo Bush a una audiencia de líderes empresariales, analistas, grupos conservadores y defensores de los derechos de los inmigrantes en Washington. "Hay consecuencias en este proyecto de ley para personas que violan la ley", agregó. Bush dijo que es imposible expulsar a 12 millones de personas del país, en su mayoría latinoamericanos, como defienden los legisladores republicanos más conservadores. "Tenemos que tratar del problema de una forma humana", pidió, diciendo que los inmigrantes son explotados. Para Bush, la reforma migratoria sería uno de los principales legados de su admistración, debilitada en sus dos últimos años, según analistas. El proyecto diseñado por la Casa Blanca y un grupo de senadores republicanos y demócratas prevé la legalización de los inmigrantes ilegales, la creación de un programa de trabajo temporal y el refuerzo de la seguridad en la frontera. El proyecto, que vuelve al debate la semana que viene en el Congreso, determina que los indocumentados que ya están en el país paguen multas, pasen por chequeos y, en algún momento, vuelvan a sus países de origen para entrar con el proceso de petición de la ciudadanía. Según grupos defensores de los inmigrantes, esa última exigencia tendría alto costo y llevaría años. Si todo saliera bien, el Senado podría votar el proyecto en junio y la Cámara de Representantes aprobaría su propria versión en julio. Una comisión luego se encargaría de unificar ambas iniciativas, algo que no sucedió el año pasado.