Esa misma fe es la que ha despertado, también, el asentamiento de una gran cantidad de comerciantes que intentan sacar provecho de las visitas. Para unos “santa Gema”, como conocen a la joven, es una enviada de Dios. Se dice que a través de ella pueden curarse las dolencias de los enfermos, pero para otros no es más que una de las tantas historias que se tejen y que lo único que buscan es sacar réditos económicos. Ayer El Diario constató que uno de los peores enemigos de “santa Gema” son las cámaras fotográficas. Nadie puede hacerle fotografías, y menos los periodistas. Reporteros de televisoras nacionales tuvieron que ingresar sin cámaras. Los allegados de la joven aceptaron una entrevista sin la presencia de ella. Si alguien quiere hablar con “Gema” tiene que pasar por algunos filtros; en muchos casos se encontrará con una pared que le impedirá cumplir el objetivo. Comercio Mientras “Gema”, junto a varias personas de aspecto serrano o colombiano, permanece elevando plegarias en busca de la sanación de los enfermos que llegan al lugar, en los alrededores se comercializa de todo. Junto a la casa donde se dijo que habitaba la joven, hoy convertida en el centro de atracción del caserío, se venden tachos de agua, supuestamente bendecida, a 75 centavos. En menos de dos minutos una mujer vendió cinco de esos recipientes. En el patio de la vivienda, usada también como plazoleta para las plegarias, hay baños recién construidos cuyo uso cuesta 10 centavos. Así una gran cantidad de productos –comidas, bebidas, frutas, etc- son expendidos por todo San Miguel de Los Tres Charcos. Sin duda les ha traído ganancias a quienes habitan ahí. Por ello defienden a “Gema”, de la que dicen cura enfermos, aunque aún no se conoce un caso de sanación real.