Actualizado hace: 936 días 20 horas 39 minutos
Fernando Pérez Suárez
La Patria ya es de todos=MENTIRA

Decir que la Patria ya es de todos es tapar el sol con un dedo. Siguen siendo unos cuantos los dueños de lo que queda de este país, como varios miembros de la Corte Suprema de Justicia, quienes, en un acto de lesa injusticia, cobran más de 10 mil dólares al mes y como si esto fuera poco, sus viáticos alcanzan la bicoca de 20 mil dólares en menos de 40 días.

Jueves 31 Mayo 2007 | 21:49

Esos sí son dueños de la Patria, aunque el país no los eligió sino una comisión que cometió una serie de irregularidades, como se lo demostró ante la faz pública. Uno de esos “administradores de justicia”, se hizo pagar pasaje y viáticos para asistir a la boda de uno de sus hijos en Italia, a pocos días de haberse posesionado en su cargo. La Patria es, también, de unos cuantos dirigentes sindicales que amparándose en contratos colectivos la desangran. Ellos se llevan (no se ganan) sin trabajar un sueldo digno de un ministro. Además, no se los puede sacar de la empresa, a la que han llenado de hijos, hermanos, sobrinos, primos, amigos, porque si lo hacen se les debe indemnizar con, por lo menos, 200 mil dólares. Los sindicatos equivocaron su rol, los dirigentes son dictadores de las respectivas empresas y los trabajadores reciben migajas. Por coincidencia, esas empresas están al borde de la quiebra. Hay otros dueños de la Patria, disfrazados de dirigentes deportivos, que no permiten que sus cuentas sean auditadas, como la Federación Ecuatoriana de Fútbol, entidad que invita a un campeonato mundial, con todos los gastos pagados, pasajes, alimentación y estadía en hotel de 5 estrellas, a amigos y parientes de los dirigentes. Hay que recordarles que el dinero que manejan alegremente proviene del Estado, es decir del trabajador del país, quien merece saber el destino de sus recursos. Los ejemplos son muchísimos más, sobre todo las empresas estatales que manejan los recursos energéticos, que como ¿conquista laboral?, exigen un anillo de oro; otros, regalos en los cumpleaños de sus cónyuges e hijos; otros, una semana de permiso al padre de un recién nacido. Algunos creen que su puesto debe ser tratado como un bien hereditario y lo legan a sus hijos. En definitiva, se han creado castas dominantes manejadas por dinero y poderes mal habidos, proveniente del trabajo honesto del resto de los ecuatorianos, y poco se hace por tratar de eliminarlas. Creo que el único camino que nos queda es la Asamblea Constituyente, el máximo organismo democrático existente, que deberá regular firme y equitativamente el ingreso mensual de los ecuatorianos y que los derechos de los trabajadores, legítimamente adquiridos, no afecten el derecho de los demás ecuatorianos, que, indudablemente, somos muchísimos más. Deberá terminar esa maldición de ecuatorianos de primera, segunda y tercera clase. Recién ahí la Patria empezará a ser de todos.
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