La misión está encabezada por el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, y el viceministro de Deportes, Milton Melgar. "Vamos a ir a tocar las puertas de la FIFA a cualquier hora, bajo cualquier circunstancia, en cualquier condición para que la FIFA sepa, entienda y comprenda que acá hay un país de pie, y un gobierno que no va permitir que se vete" a Bolivia, dijo Quintana a los medios locales antes de partir hacia Suiza. Bolivia es uno de los países más afectados por esa decisión que asumió la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) con el argumento de que la altitud merma el rendimiento de los jugadores del llano. El principal estadio boliviano, el Hernando Siles de La Paz, está situado a tres mil 577 metros sobre el nivel del mar, pero hay otros cuatro donde se disputan partidos de torneos internacionales en Cochabamba (dos mil 558 metros), Sucre (dos mil 790), Oruro (tres mil 702) y Potosí (tres mil 976). Según Quintana, el presidente Morales, por su lado, está trabajando en contactos con sus homólogos de países de la región para que exista un "respaldo político" en la "cruzada contra el veto" que ha iniciado Bolivia. Las autoridades bolivianas esperan que ese respaldo se concrete el próximo 15 de junio cuando los 10 países afiliados a la Confederación Suramericana de Futbol (CSF) analicen la decisión de la FIFA. Según anticipó el vicepresidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Mauricio Méndez, el veto tiene rechazo en cinco países, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Paraguay, y, con el apoyo que se espera de Venezuela, se tendrán seis votos para revertir la decisión de la FIFA.