La Constituyente se justificaría, en parte, si elimina los juramentos al asumir un cargo público; si prohíbe las auto-convocatorias para la creación de sociedades anticorrupción; si toma o crea medidas para eliminar el control que ejercen los “grupos de apoyo” sobre los candidatos triunfantes; y, sobre todo, si pone fin a la mañosa elección de los organismos de control en base a ternas “comprometidas”.