El país tiene un alto número de personas con discapacidad, muchas de las cuales tienen la intención de ser entes productivos para la sociedad ecuatoriana. A pesar de que en años recientes se avanzó mucho en este tema, nuevamente se había quedado estancado. Ahora es la oportunidad de que se cumplan leyes establecidas y que por fin exista equidad. Los buenos ejemplos hay que imitarlos, y países desarrollados como Estados Unidos y muchos europeos, tienen experiencias interesantes sobre reinserción laboral, ciudades sin barreras arquitectónicas, etc. Para cumplir la meta será imprescindible que los municipios y otros organismos seccionales den su respaldo al programa “Ecuador sin barreras”, ya que en temas puntuales tienen mucho que ver, especialmente a la hora de dar permisos de construcción y deberían hacer programas similares en su dominio. La intención de los discapacitados no es que les tengan lástima, sino que sean tratados como ecuatorianos con derechos y con capacidades que sí les permitirán ser entes productivos. Paralelamente, el ciudadano común debe educarse en este tema para que no se peque de paternalismo, pena, incomprensión; sino que sea un soporte para las personas con discapacidades que representan el 13,2 por ciento de los ecuatorianos (según cifras del CONADIS, Consejo Nacional de Discapacidades).