Evaluando objetivamente los nueve años de la presidencia de Rafael Correa, hay variadas enseñanzas y resultantes. En los aspectos positivos está el proceso de reestructuración de la institucionalidad estatal, los estamentos oficiales sufrían de atrofia, corrupción, obsolescencia. Ahora hay un proceso modernizador que solo un hombre con el temple de Correa se ha atrevido a enderezar.

Lo negativo es que se ha sobrepasado el garantismo, hay una carga en lo normativo y acciones de gobierno en refrendar derechos y debilitar deberes. El buscar hacer predominar lo estatal, colectivo, sin el debido accionar, valores de lo privado, de lo individual.

En estos nueve años se ha buscado ejercer soberanía, crear respetabilidad y prestigio del país en el ámbito internacional, arando y abonando el terreno para ir sembrando y cultivando, con lo que el  ecuatoriano y bienes ecuatorianos tendrán mayor prestancia internacional. Lo adverso es no actuar pragmáticamente sobrepasando límites y sobredimensionando lo ideológico ante lo conveniente a nuestros intereses.

El querer hacer predominar la política de eliminación de la pobreza, sin tener en cuenta que para repartir la riqueza hay primero que crearla, es quizás la experiencia más controversial  del régimen; porque si bien se la enmarca como objetivo revolucionario, se actúa ilusamente al no ver el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas del país y el grado de organización y conciencia de las masas. Todos los sistemas socialistas han fracasado y solo el modelo chino pudo, por las políticas de reforma de Dean Xio  Ping, mantener vigencia de un socialismo pragmático.

La controversia más encendida de los nueve años del correísmo parecen ser las políticas ante la información y los medios de comunicación. El presidente ha reiterado que para él la oposición son los medios de comunicación; y es unilateral. Como resultante: restricción a la crítica, quejas al libre acceso a la información pública. En una sociedad, la investigación de los medios de los actos de gobierno posibilita rectificaciones y pueden evitar los peligros de corrupción e impunidad que es fatal para la democracia.