Gonzalo Pinoargote, por ejemplo, puso en práctica una idea que ha revolucionado a los comensales portovejenses, quienes en horas de la mañana van “desfilando” hasta las calles Pedro Moncayo y 12 de Marzo para probar el encebollado que se sirve en olla de barro. 

También se cocina en ollas de barro y con fuego hecho a base de leña.

“No es solo presentación, así se evita que se enfríe más rápido y sabe mejor”, expresó el emprendedor.

El negocio lo inició hace un mes, y no le ha ido mal. 

El local se encuentra cerca al puente Santa Cruz.

“Aquí vienen a desestresarse las personas que trabajan en el centro de la ciudad. Estamos cerca y aún así no hay el ruido típico de la urbe, y nuestro éxito se debe en parte a aquello”, mencionó Pinoargote.

Nancy Roldán, quien probó este platillo, dijo que en efecto tiene un sabor diferente y que lo complementa el inmenso horno de leña, de donde sobresale el fuego que invita a los curiosos a degustar el encebollado.