Lanchas para la pesca, malecones, casas y calles han sido destruidas o dañadas por la fuerza del mar, generando un ambiente de inquietud, temor e inseguridad en la población de las sendas localidades que se sienten a merced de la naturaleza.
Las causas son atribuidas a las consabidas fases lunares, a la influencia de las corrientes marinas, habiendo también quienes opinan que obras navales construidas en otros lugares incidirían en este estado de cosas.
Creemos que deberían intervenir ya las entidades especializadas para que oficialmente den luz a lo que está sucediendo, aclarando las confusiones; al igual que los municipios correspondientes y el gobierno provincial de Manabí asistan con la ayuda necesaria en la construcción de obras de defensa y protección de los grupos sociales castigados por el mar.
Además, estimamos oportuno que se efectúe una revisión general de la situación de la costa manabita, para programar cuáles obras son requeridas para el desarrollo de las comunidades asentadas en sus orillas, cuidando las probables afectaciones en otras.