Este habitante de Paján tiene más de 20 años realizando la labor de fotógrafo y jamás se vio tan afectado.

Preocupado, saca sus paquetes llenos de fotos que fueron tomadas hace varios años y meses en diferentes sectores de Paján y  en zonas rurales, donde siempre y hasta ahora es llamado para que grafique momentos como primeras comuniones, bautizos, matrimonios, quinceañeras, graduaciones y hasta velorios y sepelios, las mismas que permanecen archivadas e intactas, ya que la gente no las va aún a retirar, dice algo triste.

En ocasiones contrata una moto y se va a tirar suerte a los sectores rurales. Hace unos días llegó al sector San Miguel de Paján y tuvo que dejar la mayoría de fotos fiadas y por último les dijo a sus clientes que si no tenían dinero le pagaran con algún producto de su finca, es decir un tipo de trueque con huevos criollos, frutas o un racimo de verde, hasta una gallina criolla, lo importante es recuperar algo y eso le servirá para no llegar con las manos vacías a su hogar.

Ya no es negocio. En su local ubicado frente al parque Papagayo, el cual pronto tiene que desocupar, conserva su vieja computadora con una impresora que pasa más dañada que buena, comenta. Allí se encuentra solo y sin clientes, “ya no es como antes”, dice Panchito. Ahora todo el mundo lleva sus celulares y toman fotos, “no nos toman en cuenta, el negocio ha bajado en un 80%”, dice preocupado.  

Hace una semana tomó unas 70 fotos en una quinceañera, le dijeron que vaya el lunes y no estaban. Él aún sigue con el paquete de fotos que no retiran.