Esto un día después de que el camal del cantón fuera clausurado temporalmente por la Agencia y Aseguramiento de la Calidad del Agro (Agrocalidad), por falta de un médico veterinario que garantice la salud y estado de los animales a sacrificar.
Para cumplir con el abastecimiento al mercado, los matarifes tuvieron que faenar en el camal de la parroquia La Unión, de Quinindé, aunque esto les genere más gastos debido a la movilización de las reses y del personal.
Desde la tarde del miércoles ellos ya empezaron con el traslado de los animales para luego sacrificarlos.
“El inconveniente es que al prestar las instalaciones ellos ponen condiciones y es que ningún ayudante puede ingresar, solo deben esperar fuera del matadero por la carne”, dijo uno de los matarifes.
Además, señaló que se han visto perjudicados porque partes como vísceras y cabezas no fueron devueltas.
Sin embargo, no tienen otra salida, deberán seguir trabajando en dicho camal, que es el más cercano a La Concordia, hasta que se defina el contrato del médico veterinario.
Uno de los faenadores afirma que existirían también otros incumplimientos en infraestructura e higiene.
En el Municipio, encargado del contrato del veterinario, se informó que los directivos de asociaciones de faenadores y comerciantes de carne debieron renovar el contrato en una fecha determinada.
Ahora deberán esperar el proceso, que pasa por el Concejo Municipal en primer y segundo debate.