La respuesta ciudadana al llamado de las municipalidades para que cancelen oportunamente los impuestos prediales, tanto urbano como rurales, debe ser interpretada como la confianza de la población a sus administradores, en el manejo de los recursos públicos, de la ciudad y el cantón.
Y esa manifestación tiene que ser retribuida con la pulcritud en el uso de bienes y dineros del colectivo social, para que sean utilizados o invertidos en obras y servicios que favorezcan al desarrollo de la comunidad, en especial en la satisfacción de necesidades elementales para la vida y el convivir diario.