Verónica Zambrano, propietaria de Joyas Zamver, señaló que desde hace muchos años sus clientas solicitan las joyas con piedras como ámbar, amatista, jade, entre otras, ya que aseguran que tienen una gran energía que les brinda protección.

Es que las piedras preciosas tienen un significado ancestral, y por eso cada piedra con su color en particular tiene un gran valor para los creyentes.

Armando Montenegro, un artesano de Tulcán (Carchi) y que trabaja dándole forma al jade,  señaló  que esta actividad viene de sus antepasados.

Los antiguos pueblos indígenas que habitaron lo que hoy es Carchi, en Ecuador, y Nariño, en Colombia, utilizaban la piedra jade para hacer armas, como cuchillos, hachas o puntas de lanza. 

Es más, en el antiguo Egipto esta piedra llegó a tener el mismo valor  que el oro. Según autoridades de turismo  del Municipio de Tulcán,  hay indicios de tumbas con momias que tenían objetos de jade, señala Montenegro.  

Este artesano se dedica desde hace 15 años a dar forma a esta piedra de tonos verdes. El material en bruto lo encuentra en los ríos, sobre todo, en el noroccidente carchense, zona de clima cálido, en poblaciones como Maldonado o Chical. “Muchas personas llegan  a buscar la piedra, pero no es fácil encontrarla”, aseguró.

Son varios de sus familiares  que también trabajan con este material, que es muy apreciado por extranjeros y cuyo punto de referencia para la venta es Otavalo, en la provincia de Imbabura.

Los diseños precolombinos del Ecuador son los que sirven de guía para elaborar las famosas Venus de Valdivia, flautas, platos, adornos, dijes, entre otros.

El humor. “Cuando uno está de mal humor el trabajo no sale. Es muy energético el material y esta piedra tiene mucho poder”, asegura Montenegro.

Entre las propiedades que se le atribuyen al jade se dice que fortalece el corazón, riñones, entre otros órganos del cuerpo humano. 

Además, aseguran que limpia la sangre y ayuda al sistema inmunológico, como también  aumenta la fertilidad en las mujeres y equilibra las emociones. 

“Es también una piedra que proporciona claridad, valor, justicia y sabiduría. Por eso la utilizaban nuestros ancestros. Además, ayuda a contrarrestar las energías negativas. 

En Manta, además de la concha spondylus, que fue usada como piedra preciosa para la elaboración de joyas en las antiguas civilizaciones, existen vestigios de lapislázuli, una piedra preciosa chilena de la que  también se hicieron collares y pulseras. Según Leonardo Alonzo, habitante de Ligüiqui y gestor patrimonial, en este sector se han encontrado restos de piezas y piedras, entre ellas el lapislázuli. 

Esto, según explicó Alonzo, significa que hubo una conexión con otras culturas, incluso extranjeras, en este caso sería la de Chile, por el origen de la misma.