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PARA TI, JOVEN.
Actitud vital

Cada inicio de año nos llena de sentimientos, emociones e ideales que muchas veces se quedan en el tintero, en el papel o en las buenas intenciones. Sin embargo, no dejamos de hacerlo. Esa es nuestra dura realidad, somos seres contradictorios. O seres que no se han descubierto aún a sí mismos y el inicio de un nuevo año es la ocasión para comenzar de nuevo, rejuvenecer en el espíritu, volar alto.

Domingo 10 Enero 2016 | 03:00

No hagamos propósitos ni promesas que se quedan en buenas intenciones. Escuchemos los latidos de nuestro corazón, el silencio de nuestro interior. Distingamos lo esencial de lo accidental, lo urgente de lo verdaderamente importante. Es comúnmente aceptado el principio de que la felicidad es tarea interior. Pero es poco conocido que la sabiduría es la verdadera felicidad. Entendiendo sabiduría como la capacidad de escuchar ese silencio interior y descubrir las actitudes vitales que nos darán las pautas de la vida, para embellecerla, recuperarla, potenciarla, enfrentarla y aceptarla.
Al empezar este nuevo año, ¿cuál será o serán las actitudes que me ayudarán a ser feliz? Y ¿cómo emplear la sabiduría adecuada para descubrirlas y conseguir nuestro objetivo? Para quienes trabajamos en educación sabemos que el proceso es más importante que el resultado, pero es imposible caminar sin el resultado de saber que vamos por buen camino. Pero lo más importante es saber cómo se aprende y no sólo qué se aprende.
Al iniciar este nuevo año nos embargan muchos sentimientos, ideas y emociones, solo la atención focalizada a lo que más nos atrae o inquieta me ayudará a conseguir la paz y caminar con sabiduría. Atender al presente será la metodología que necesito para enfrentar los desafíos de la vida y saber lo que quiero y me conviene. Esta observación atenta a mi interior sin perder de vista el exterior, lo que impacta, lo que me afecta, hará brotar en mí una admiración por las cosas que descubro en mí y en la vida, lo que la vida me ofrece. Esta admiración me llevará a la alabanza, dar gracias por todo lo que se me presentó en el pasado año, y todo lo que hoy se me presenta, mis amigos, amigas, mis éxitos, mis fracasos, mis amores, mis desamores, en todo lo vivido hay un aprendizaje, hay una experiencia. No lograré la admiración sin reflexión, la pregunta atenta a lo que hoy vivo, lo que hoy experimento. ¿Por qué me pasa esto? ¿Adónde me lleva? ¿Qué me hace verdaderamente feliz? Es actitud fundamental de quien ha alcanzado el grado de sabiduría necesaria para pasar de la animalidad, del simplemente sentir, vivir, vivir con sentido, de encontrar tu lugar en el mundo, de no temer por el futuro, ya que sólo es el desarrollo del presente, producto de un pasado vivido y superado.
Cuando a Jesús de Nazaret, siendo niño, lo visitaron unos 'sabios venidos de bien lejos' (Mt.2), sólo lo pudieron encontrar porque escucharon los latidos de su corazón y porque supieron reconocer el signo que iluminaba su caminar, 'la estrella de lo alto', la naturaleza creada como obra de un Creador que no abandona su creación ni sus criaturas, pero que sólo nos atrae por amor. Entonces esa lectura a los signos y a la historia personal y social de unos hombres y de todo un pueblo hizo posible la adoración como actitud vital de agradecer por la vida y el mensaje de amor que revela un niño en la manifestación de esa luz y de ese amor al mundo. La vida tiene sentido y el hombre un destino. El mal, la oscuridad y los fracasos son superables, porque sólo el amor nos hace creíbles, dignos. Feliz año para todos, en especial para ti, joven. Que seas feliz, que sepas ser sabio y vivir con sabiduría.
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