El dueño del establecimiento explicó a El Diario que aproximadamente a las 16h15 un hombre que aparentaba tener alrededor de 22 años de edad se acercó hasta su local y le preguntó si él era el propietario. Al contestarle que sí, el desconocido colocó un paquete sobre una de las vitrinas.

‘Aquí le mandan’, dijo, y salió corriendo, contó el afectado.

Testigos dijeron que al hombre lo esperaba un motociclista en una esquina.

La víctima relató que, al sospechar que se trataba de una bomba, llamó a la Policía.

Dijo que el artefacto tenía un bloque, del que pensó que podría ser dinamita, a más de un teléfono celular y varias baterías conectadas con cables.

Extrosión. Según el perjudicado, desde hace varios días venía siendo intimidado por personas que lo contactaban telefónicamente y le pedían que entregara un valor aproximado de 5.000 dólares o iban a hacerle daño, pero él se negó a ser extorsionado.

Agregó que sospecha que esas mismas personas pueden ser quienes le enviaron el artefacto.

Al lugar llegaron agentes de la unidad antiexplosivos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) de la Policía, junto a dos canes especializados en rastreo de bombas.

Los uniformados utilizaron a los canes para que olfatearan si se trataba de un explosivo real, pero tuvieron resultados negativos.

El teniente Diego Escobar, a cargo del grupo antiexplosivos, manifestó que se constató que se trataba de un artefacto simulado, es decir una bomba falsa, pero que contaba con todas las características de una bomba real.

Según Escobar, a pesar de que no se trataba de un artefacto netamente explosivo, se procedió a realizar una detonación controlada de la presunta bomba para evitar cualquier tipo de inconvenientes.