La vida de Ulpiano, más conocido como “Pechocho”, ha estado matizada por algunas actividades, una de ellas la agricultura. 

López cuenta que hasta los 40 años su compañero fiel fue el machete y gracias a ese instrumento pudo solventar los gastos del hogar.

Este manabita dice que su esposa, Paula Luisa Campozano, siempre fue su apoyo moral junto con sus tres hijos, que ya formaron sus respectivas familias.

Dulcero. Cuando López dejó el arado y la siembra, decidió aprender el arte de hacer dulces.

En corto tiempo se las ingenió para elaborar yoyos, rosquillas, bizcochuelos, alfajores, panes negros y otras delicias. Su puesto de venta se encuentra ubicado -de lunes a domingo- en la esquina de las calles Comercio y Sucre.

Señala que inicialmente sólo elaboraba los dulces y los entregaba a otros para la venta, pero en los últimos 20 años realiza ambas labores. Para hacer el expendio diario tiene que trasladarse desde el barrio San Vicente al centro de Sucre, en un recorrido de un kilómetro aproximadamente. 

Este comerciante recuerda que cuando comenzó la actividad utilizaba horno de barro y el combustible era la leña. Después, el horno se echó a perder y ahora emplea uno a gas. Admite que en los hornos de leña el sabor es más agradable.