Además, la presencia de los 18 internos del centro de internamiento de adolescentes infractores hizo que la mayoría de los padres de familia retirase a sus hijos del establecimiento educativo ante el temor que en algún momento los adolescentes puedan fugarse y tomar de rehenes a los menores que asistían a clases. Es por eso que el local ubicado en la vía a Junín ha quedado únicamente como un establecimiento para alimentar, ayudar en tareas y realizar actividades de recreación para 55 niños que viven en las comunidades cercanas, dijo Julio Tapia, director del hogar infantil, quien explicó que el cupo de atención es para 100 alumnos, pero que el número disminuyó este año por los problemas que se presentaron luego de que los menores que están en el centro de prevención, fueran trasladados hasta una de las aulas del centro educativo. “Los niños llegan a las 12h15 y se retiran a las 18h00 luego de haberse alimentado y terminado sus tareas. Ellos provienen de hogares humildes y reciben ayuda de tres maestros que trabajan en el MBS”, señaló el funcionario. Naturaleza causó problemas El director (e) del centro de internamiento, Franklin Roldán, dijo que los 18 menores fueron trasladados hasta el centro infantil luego de que el lugar se inundara por las aguas que bajaron por la quebrada El Tigre, afectando los pabellones que fueron contratados en la anterior administración del MBS. “De los internos, 8 reciben medidas socioeducativas dictadas por los jueces y los otros 10 están en internado preventivo de acuerdo al artículo 330 del Código de la Niñez y Adolescencia”, señaló Roldán. El director dijo además que firmaron un convenio para que el carro sifonero de la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Emapap) limpie la poza séptica del lugar, pese a esto, desde el 19 de abril nadie se ha acercado a realizar la limpieza de la misma.