Moradores indican que la producción y venta de este fruto permite complementar la economía de las familias y en otras es hasta su ingreso principal.
José Uvaldo Cedeño tiene 63 años, y gran parte de su vida se ha dedicado a la agricultura.
Indica que en sus años mozos vendía cocos al por mayor en Portoviejo, que era su principal mercado. “Este trabajo siempre ha generado ingresos extra en mi trabajo como agricultor”, expresa Cedeño, quien ahora ofrece cocos helados a orillas de la carretera a Portoviejo, en el sitio Sosote.
Cada fruto grande puede tener más de un litro de agua. Quienes más lo compran son turistas que viajan hacia las playas de Crucita, San Jacinto y San Clemente y paran para refrescarse con el sabor único de este producto al cual algunos le atribuyen propiedades medicinales.
“Los cocos grandes cuestan un dólar, los medianos 75 centavos y los pequeños 50”, agrega don Uvaldo mientras divide en dos un coco para sus clientes, menciona que los sábados, domingos y feriados puede vender más de 50 frutos.
Utilidad. Gustavo Montes vende frutas en la vía Rocafuerte-Crucita. Menciona que del coco nada se desperdicia.
La “carne” o pulpa la venden en fundas para comer en el momento o hacerla jugos, mientras que con la cáscara hacen adornos y bisuterías, agrega.
Montes afirma que tener un puesto de frutas significa inversión, sobre todo en congeladores; sin embargo, reconoce que la venta de coco helado ha aumentado debido al calor que se percibe.