El ideario del Estado Islámico (EI) es conquistar Bagdad, porque siempre ha sido la sede del califa y, si alguien se nombra califa como el caso de Al Baghdadi, debe estar en la capital de Irak.

Pero este grupo no se preocupa solo por ocupar territorios del Medio Oriente sino que su violencia es realmente dura y fuerte.

“Los videos que vemos de gente que decapitan son un instrumento de propaganda excelente. Ese es el gran problema. Mientras en Occidente sigamos informando sobre el EI solo poniendo videos de sus atrocidades estaremos alimentando su máquina. Porque cuantos más videos y decapitaciones se vean, el mensaje que mandan es que “podéis hacer lo que queráis que nosotros hacemos lo que nos da la gana”, destaca Martín.

Financiación. Y parece mentira, pero este grupo tiene en su poder millones de dólares todos los días. 

“Se calcula que el 5 por ciento del dinero que reciben procede del exterior y el resto de su propio negocio, un negocio mafioso. Tiene mucho petróleo y lo venden. Los cálculos más bajos dicen que generan más de un millón de dólares en barriles de petróleo al día, lo que significa 365 millones al año”, dice Martín en su libro.

Combate. Sólo bombardeando no se puede acabar con Estado Islámico, dice Martín. Y es que los gobiernos de Occidente y la coalición internacional liderada por Estados Unidos han realizado varios ataques al grupo islamista con el fin de acabar con él. Pero el mes pasado, Matthew Henman, director del Centro sobre Insurgencia y Terrorismo IHS Jane (JTIC), indicó que, según el análisis de los datos disponibles desde el inicio de la campaña de bombardeos en agosto del 2014, las operaciones aéreas no habían reducido el número de ataques lanzados por el Estado Islámico. 

“Con toda certeza, los bombardeos aéreos no están perjudicando su habilidad de intensificar sus ataques o llevar a cabo su campaña”, declaró Henman. 

Lo que nadie ha respondido todavía es hasta cuándo seguirán los atentados y los bombardeos. Sobre todo quién va a detenerlos y frenar su expansión.