Ya en los reiterados diálogos que el mandatario ha generado en estos días, como necesario escenario para explicar, bajo su óptica, el verdadero espíritu que lo anima para lograr implementar estos impuestos, en él, como pocas ocasiones se ha dado, ha manifestado, a ratos, el reconocimiento del desgaste que ha generado su gobierno en ocho años de permanentes transformaciones radicales que se han impuesto.

Ha reconocido el economista Correa la existencia, como un efecto natural, de sectores de oposición que han adoptado esta postura por sentirse afectados por tal o cual medida de  este gobierno, que realmente los ha limitado en el desarrollo de sus actividades; atrás quedo la genérica cantaleta de identificar por todo, a la llamada partidocracia.

Y en este escenario considera que se puede dar una concertación nacional para discutir el verdadero génesis de estos impuestos, a los que el gobierno no renuncia a implementar su vigencia. Y es allí, bajo este proceder que se reactivan las protestas ciudadanas, diseminadas bajo variados conductores pero identificadas por un denominador común, que es la pretendida vigencia de estos impuestos, y que inadvertidamente se encargó de reactivar.

Lamentablemente, este llamado a una concertación nacional no ha tenido eco en el ente que debió ser el modelador neutral a esta propuesta como es la Asamblea Nacional, donde sus interlocutores, principalmente el matriarcado que lo dirige, mantienen una postura nada recomendable para buscar coincidencias o discrepar con altura frente a contradicciones naturales que este tipo de apreciaciones genera.

Como factor positivo para el caso de que se dé esta apertura a una verdadera concertación nacional, si debe incidir el mismo hecho de que Rafael Correa conoce, ha vivido y palpado el comportamiento del pueblo de Quito cuando protesta frente a las medidas que toma un gobierno y que considera inapropiadas al beneficio ciudadano,

Y ahora que la protesta se está generalizando, lo que se requiere de todos sus interlocutores es prudencia para lograr mantener un control en la discusión, muy necesaria en estos difíciles momentos.