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Cuenca
Pasacalle del pueblo

Al conteo de 1,2,3, suena la melodía de la “Chola cuencana”. Los bailarines alzan la voz y empieza el zapateo.

Sábado 20 Junio 2015 | 04:00

Los brincos son cortos y lentos.
Mientras las mujeres giran con sus polleras y miran al hombre con coquetería, ellos levantan su mano y agitan un pañuelo.
Así inicia la danza de este pasacalle que es el más famoso de Cuenca y lo compuso Rafael Carpio Abad, uno de los principales exponentes de este género folclórico de Ecuador.
Carpio también compuso el tema “El chulla quiteño”.
Tradición. Paola Guzmán, directora del Grupo de Proyección Popular de la Universidad de Cuenca, Wayrapamushkas (Hijos del viento), indica que este género es uno de los más representativos de la provincia de Azuay, en especial de Cuenca.
En el baile de la “Chola cuencana” se muestran las virtudes de la mujer campesina que trabaja en las labores comerciales y agrícolas, dice Guzmán.
La coreógrafa explica que el pasacalle es una música alegre y bailable, cuyos pasos se ejecutan en forma lenta y tan saltados como en otros géneros folclóricos andinos.
En esta música se juega con el pañuelo de los hombres y con las polleras y macanas de las mujeres.
Guzmán menciona que con estos elementos se le da un valor escénico agregado a las coreografías.
La historia .  El pasacalle es un ritmo que nació en España, pero que, al igual que el pasillo, cuando llegó a Ecuador toma la forma, instrumentos musicales y estructura popular de nuestra región. Así pasó a convertirse en música y danza mestiza del país.
Su nombre se da por el movimiento elegante con pasos firmes con que se lo baila en las calles. Por eso es utilizado mucho por agrupaciones que hacen coreografías en la calle o en desfiles.
La tradicional forma de bailarlo es en pareja y le confiere un especial atractivo de sociabilización y camaradería. Se interpreta en diferentes eventos familiares como matrimonios y bautizos; espacios comunitarios como las fiestas religiosas, de parroquialización, cantonización y actos sociales.
Orgullosos. La agrupación de proyección andina Wayrapamushkas es considerada muy representativa en Cuenca y la que se ha encargado de difundir culturalmente este género en todo el país y fuera de éste.
Paola Guzmán dice que tienen nueve años de trayectoria y que se formaron en las aulas de la Universidad de Cuenca con estudiantes que se convirtieron en bailarines folclóricos. Actualmente son 40 integrantes, pero hay 30 en proceso de aspirantado.  
Cuando empezaron, estos jóvenes de entre 16 y 30 años no sabían que tenían el talento para bailar música folclórica. Hoy la aman y se sienten orgullosos de difundir el legado cultural por medio de sus movimientos. 
María Belén Pérez tiene seis años en el grupo y para ella ha significado una experiencia muy grata. “Me emociona que podamos transmitir cultura a la gente y que ellos nos aplaudan por lo que hacemos”, dice la bailarina. 
A Esteban Arévalo, bailarín, le brillan los ojos cuando le preguntan qué se siente bailar ritmos folclóricos.
“Es un momento en el que te vas, te transportas a otro lado y si has tenido la suerte de compartir en una comunidad indígena la emoción es aún mayor”, respondió con orgullo. 
Él tiene ocho años bailando con el grupo y danza varios géneros típicos de la música ecuatoriana. 
 
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