El siglo XXI es una nueva época para los cambios que Ecuador necesita, pero esos cambios deben darse a través de toda una sociedad, socializada en base a los trabajos y planes que deben salir desde el Gobierno Nacional y en cadenas desde sus ministerios, prefecturas y GAD municipales y parroquiales, para que sean viables y a favor de los más de 16 millones de ecuatorianas y ecuatorianos.

Los ecuatorianos necesitamos de un nuevo país, de un país en el que todos tengamos las oportunidades de poder trabajar, estudiar, capacitarnos e innovarnos día a día; de ese país en el que todos soñamos en tener la igualdad y equidad.

Los cambios son un proceso a largo tiempo y a esos cambios debemos ajustarnos para desarrollarnos porque los necesitamos.

Ecuador es un país lleno de muchas oportunidades que nos regala la madre naturaleza: contamos con buena producción agrícola, ganadera, fauna, turismo, minas de oro, ríos y cascadas y el petróleo. Este último mineral del cual todos los ecuatorianos nos sentimos orgullosos de ser productores, pero del que también se han aprovechado los politiqueros de siempre para enriquecerse.

Es la oportunidad de que todos los ecuatorianos sigamos viviendo en democracia, de esa democracia pura y para el pueblo, sin rompimientos de ninguna clase, sin esos bochornos callejeros que no nos hacen bien, que nos hacen quedar mal en la faz internacional por el simple hecho de captar el poder gubernamental. 

Creo que hay que dejar el egoísmo, el falso orgullo y esa envidia política que no nos deja desarrollar como lo han hecho los grandes países del mundo. ¡Qué envidia…!

Ecuador primero. Sí mis amigas y amigos ecuatorianos, ese debe ser nuestro lema: Ecuador primero. 

Por un país moderno, lleno de esperanzas y progreso, sin mirar el pasado; en donde todos miremos al frente para vivir en paz con una familia digna de tener mejores días.

En que sus provincias y ciudades, pueblos y recintos tengan un solo ideal: “la paz consigo mismo, por un Ecuador primero…”.