En la costa les atribuyen la buena pesca y en el campo la protección ante las culebras. San Pedro y San Pablo son venerados todo el año.
Elvira Muñoz tiene más de 86 años y una firme devoción hacia los apóstoles que, asegura, la han salvado de mordeduras de culebras y mantienen alejados a dichos reptiles de su hogar. Miles de manabitas se encomiendan a los apóstoles ya que, según dicen, tienen la llave y el poder de controlar a los peligrosos reptiles. La relación con una buena pesca es debido a que San Pedro fue un pescador. Entre junio y agosto se les rinde homenaje con misas, rezos y abundante comida y bebida.