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Tradición
La yunta se niega a morir

La consideran uno de los elementos más importantes de la naturaleza. Según su creencia, de la tierra nacen y que ella les provee alimentos.

Jueves 18 Junio 2015 | 04:00

En la provincia de Cañar lo que más llama la atención en el entorno físico son las grandes extensiones de campo sembrado.
Matilde Urgilés, habitante de la comunidad de Coyoctor de El Tambo, se identifica como mestiza. Señala que en los campos predominan los sembríos de cebada, trigo y maíz.
Aunque muchos utilizan maquinarias para el arado de la tierra, todavía se recurre al uso de la yunta, una técnica ancestral que se resiste a desaparecer.
Es que es tradición de los pueblos, en especial de los indígenas, el cultivar la tierra. Durante todo el año ellos siembran trigo, maíz, cebada, melloco, ocas, papas, entre otros.
La yunta consiste en dos bueyes unidos por un yugo, que arrastran una especie de timón que va abriendo un surco en la tierra, donde después se deposita la semilla, dice Domitila Morocho, guía indígena cañari.
El modo de trabajo. Morocho explicó que a pesar de los años el labrado de la tierra por medio de la yunta persiste.
El trabajo agrícola es familiar; es decir, se dedican a él tanto el hombre como la mujer.
Mientras él abre la tierra y hace los surcos, halando los bueyes, ella va detrás de él depositando la semilla en las zanjas rectas que se forman a cada cierta distancia.
La mujer guarda los granos en una de las faldas sobre su pollera. 
Cuando los bueyes no quieren trabajar, el indígena usa el chicote, una especie de boyero, para azuzarlos.
Morocho destaca que este trabajo se realiza en línea recta y que por lo general lo usan los pequeños productores de campo, porque es un recurso que resulta económico. 
La yunta no consiste sólo en atar los animales a un yugo. Aunque a simple vista parezca sencillo, se requiere un trabajo previo que demanda paciencia y algunos criterios para escoger los animales que serán útiles en la finca. 
Los indígenas escogen a bovinos machos que se caracterizan por su fuerza innata y los castran para destinarlos al trabajo agrícola. 
La producción. Manuel Flores, guía de la comunidad, señaló que los cañaris e incas fueron buenos agricultores y en su tiempo crearon un sistema de producción que incorporaba la yunta y la colca.
Esta última era una especie de silo donde almacenaban los granos como la quinua, el maíz, el arroz y otros cereales de la época. Medían hasta 2,50 metros de altura y tenían techos de paja. Se ubicaban cada 13 kilómetros del camino inca. 
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