María Teresa Huertas lleva años preparando las allullas. Ella recuerda que el oficio lo aprendió de su bisabuela y que luego ayudaba a sus padres a preparar el pan especial, que hoy en día es muy requerido por los habitantes de Cotopaxi, así como por los turistas.
Huertas dice que la preparación de las allullas es a base de harina de trigo, sal, azúcar y el toque especial es la manteca de chancho. “Esto le da un sabor diferente a la preparación, aunque se cocine a gas, ahora el sabor no se pierde”, explica.
Ximena Jácome es latacungueña pero vive desde hace 18 años fuera de su tierra. Ella manifiesta que cada que vez que visita a su gente lleva las allullas y el queso de hoja, “esta es la única forma de sentirme en casa”, dice.
Este aperitivo de sal que se asemeja a una delicada galleta se acompaña con el tradicional queso de hoja, denominado así al estar perfectamente envuelto en una hoja de atzera. Juntos y acompañados de la también tradicional colada morada o el chaguarmishqui, constituyen una de las maravillas gastronómicas más representativas de Latacunga, para muchos de sus habitantes este es uno de los mejores desayunos.
Diana Ronquillo se dedica a la venta de chaguarmishqui, una bebida hecha de la cabuya y que es uno de los complementos de las allullas.
El chaguarmishqui es una de las bebidas características de la serranía ecuatoriana, se afirma que sus bondades alimenticias son variadas. Esta bebida ha estado ligada a las culturas andinas desde hace miles de años.
Ronquillo asegura que uno de los beneficios de tomar el chaguarmishqui es que ayuda contra dolores de los huesos, la gastritis, la osteoporosis y otras enfermedades que se presenten en el ser humano.
En el negocio de la venta de allullas de los Huertas son socios los ocho hermanos, que llevan adelante el trabajo de sus seres queridos. Así como en este lugar, en otros de Latacunga existen personas que se dedican a la elaboración de este delicioso pan en forma de galleta.