En su discurso de agradecimiento, Malala recordó el tiroteo que sufrió hace dos años por parte de los talibanes en Pakistán por defender la educación femenina, un suceso que la convirtió en un fenómeno de alcance mundial.
“Tenía dos opciones, una era quedarme en silencio y esperar a que me mataran. La otra era hablar y luego que me mataran. Elegí la segunda”, dijo la joven, resaltando que su historia no es única, sino la de “muchas chicas”.
“¿Por qué los países que llamamos fuertes son tan poderosos creando guerras pero tan débiles para traer la paz? ¿Por qué dar armas es tan sencillo, pero dar libros tan duro?”, agregó.
Por su parte, Satyarthi criticó la cultura del “silencio” y de la “pasividad” y defendió globalizar la “compasión transformadora” para impulsar otra marcha mundial contra la explotación, la pobreza y la esclavitud infantil.
“Rechazo aceptar que el mundo sea tan pobre cuando sólo una semana del gasto global en armas es suficiente para llevar a todos los niños a las aulas”, afirmó