En este sentido, si el GAD municipal de Portoviejo, si fuese una empresa, hace mucho tiempo se la hubiere declarado en quiebra. Procediendo a reestructurarla o desaparecerla definitivamente. Por décadas ha sido improductiva. Sigue siendo improductiva. Y lo seguirá siendo si no se cambia la forma de hacer las cosas: no se puede seguir copiando lo que da resultados en otras ciudades. Debe llegarse a la solución del verdadero problema: dinamizar la economía del cantón, en base a sus características geográficas.
El ser ciudad universitaria sólo es simbólico, teórico, debido a que no se aplican los conocimientos científicos prácticos que posibiliten convertir a la ciudad en emporio de riqueza. En las actuales condiciones en que se encuentra, no resulta atractiva para invertir (así sea grosero), porque se necesitan cumplir muchos parámetros para ser considerada como tal.
Al alcalde le toca llegar al punto de ebullición para que la cultura laboral sea bebible y digerible para gran parte del personal municipal. Sumado a la acción catalizadora de los concejales. Cultura laboral que ni como adorno navideño es utilizada. Es decir hay un aculturamiento total: aculturamiento cultural (aunque suene a cacofonía). No hay manifestaciones culturales relevantes.
Hay carencia de cultura ambiental. Cuesta entender que en un cantón de aproximadamente 230,000 habitantes no se pueda ordenar nada. Exigir, no pedir, ahí está la diferencia. No se puede pedir acciones como favor, cuando en realidad es una exigencia por cumplir a quien pidió dirigir los destinos de la ciudad. El pedido al alcalde también debe venir de otras voces, de otros lados.
De quienes piensan distinto. De los gobiernos estudiantiles. De los cibernavegadores. De los iconoclastas. De quienes creen que los robots sueñan con ovejas metálicas oxidadas.
PD. Pedir que aporten con ideas concretas a los ciudadanos, es como decir a los compañeros en los exámenes que nos digan las respuestas que no se han contestado.