A partir de la Teoría de Max Neef et-al,  las necesidades humanas fundamentales dejan de ser solo de subsistencia, entran en esta nueva categorización las existenciales y axiológicas como: creación, reconocimiento, identidad, participación, ocio que son consustanciales con el ser humano.

El hecho de que lo que distingue a un pueblo de otro no son las necesidades fundamentales sino la forma como usan o crean satisfactores nos lleva a pensar que la educación como necesidad debe tender a la creación de satisfactores sinérgicos que ayuden al desarrollo de capacidades y conocimientos que contribuyan a la calidad de vida de los pueblos.

La pregunta se centraría entonces a qué calidad de vida nos referimos, a lo que nosotros creemos bueno y necesario o a lo que esa comunidad define como bueno y necesario. 

Aquí debe centrarse el debate, dejar a los propios actores que definan lo que consideran mejor para su vida. Cómo hacerlo si los sistemas educativos han estado de manera permanente desarticulados de situaciones como desarrollo cultural, social, ambiental, económico, laboral. 

Si los contenidos curriculares han sido inadecuados, debido a la estandarización de los mismos; es como si escuela, colegio estuvieran encerrados en un cascarón donde la memorización de ciertos contenidos ha marcado la titulación de los estudiantes; este encerramiento no ha permitido un enfoque integral. Consecuencia de esto es el desarraigo y poca valoración de lo suyo; pues al no dar importancia desde el sistema educativo a la geografía, historia, cultura local; sus costumbres, tradiciones, pierden valor ante los ojos de las nuevas generaciones y consecuentemente ha ido conllevando a la pérdida de las identidades culturales locales, al abandono de su hábitat y al consumo de satisfactores impuestos por las transnacionales.

Una educación vinculada con el desarrollo a escala humana deberá propender a reconocer el valor del ser humano en ese entorno, en potenciar habilidades, destrezas, competencias con las cuales innovar o crear satisfactores, permitiéndoles gozar de calidad de vida. 

Desarrollo a escala humana, educación y calidad de vida, una triada que no debemos perder de vista.