S on variados los motivos que en el día a día transcurren por nuestra zona norteña y por el país, activándose temas para los comentarios de nuestra columna semanal. Unos pequeños y otros mayores. Pero todos de interés para las comunidades y nuestro Ecuador. Todos, que de una u otra manera inciden en el convivir ciudadano y que son analizados con la esperanza de una solución y de un accionar positivo que vaya en favor del desarrollo y avance de este país que tanto requiere de la unión de todos y de la eliminación de pronunciamientos e intenciones contrarios al buen vivir, al respeto entre unos y otros, así como al respeto a la tan cacareada democracia y al respeto a los derechos y obligaciones que establecen las leyes que nos rigen. Obligaciones por cumplir por parte de funcionarios y mandatarios que representan a la diversidad de organismos locales, seccionales y nacionales.
Basados en ese día a día, se hace necesario destacar, por ejemplo, el clamor y el reclamo de los ciudadanos de San Vicente por el estado en que están las calles urbanas, ante el incumplimiento de lo ofrecido a través de un contrato de regeneración de esas calles, firmado y financiado por el Ministerio de Obras Públicas. Destacar, por ejemplo, el abandono del tramo de carretera que existía entre el kilómetro 23 y La Margarita, parte de la carretera Bahía de Caráquez – Chone, el que fuera destruido por El Niño 1997 – 1998 y que no fue tomado en cuenta su reconstrucción con los fondos especiales manejados por Corpecuador, organismo creado para reponer los daños ocasionados por ese fenómeno de la naturaleza. Fondos que en cambio fueron utilizados para construir otras vías modernas en sectores no afectados por El Niño.
En lo nacional cabe destacar el atropello a la Constitución que se pretende hacer con las disfrazadas enmiendas que en realidad son reformas y que llevan el principal objetivo de llegarse a la reelección presidencial indefinida, cuando siempre hubo en el Ecuador la reelección no inmediata, para evitar que el Presidente en funciones maneje su poder político manipulando esa reelección.
Estos pocos ejemplos deberían ser suficientes para que mandantes y mandatarios, a todo nivel, entiendan el verdadero sentido de los derechos y obligaciones, de las libertades públicas, del respeto a las leyes vigentes, de la interpretación correcta de esas leyes, del respeto mutuo, y de manera clara y precisa de la real aplicación de lo que es la democracia en un país como lo es el nuestro, en el que rige un gobierno republicano.
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