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Tema del Día
En busca del placer

Son las 08h55 de un lunes, y Roberto (nombre protegido) llega a “El Puente” con un amigo.

Martes 25 Noviembre 2014 | 13:59

El prostíbulo aún no está abierto, y Roberto decide esperar unos cinco minutos.

“¿A qué hora abren?”, pregunta, para ver si alguien, de los cerca de diez hombres más que también esperan, le responde. “Siempre abren a las nueve”, dice uno.
Roberto toma aire  y espera un poco más. Unos diez minutos después alguien llega con la información a los ya casi 20 hombres que aguardaban fuera del lugar. “Dicen que van a abrir a las diez”. 
Roberto dirige su mirada hacia “El Rey”, el prostíbulo vecino. Éste le parece ya abierto y, en efecto, ya está en funcionamiento.
Ingresa junto a su amigo, se sienta y pide una cerveza. Roberto le brinda un vaso a su acompañante e ingresa con la bebida al cuarto donde está una prostituta. Al salir su amigo lo espera con un choque de manos de felicitación, como diciéndole “misión cumplida”.
>LOS LUNES. Una de las personas que hacen guardia al ingreso del burdel “El Imperio” cuenta que es normal llegar y encontrar a personas esperando en la parte exterior la hora en que abre el lugar. Esto se da con más fuerza los lunes. La razón es sencilla, y es en la que coincide la mayoría de los consultados: llegan “chicas nuevas”. 
Los propietarios de las cadenas de prostíbulos cambian cada semana a las mujeres de una ciudad a otra, dentro y fuera de la provincia.
>EL ESTUDIO. Setecientos hombres fueron entrevistados para un proyecto de investigación internacional que trata de descubrir la realidad sobre los hombres que compran sexo. El proyecto abarcó seis países de Europa. La investigación publicada reveló que el número de hombres que pagaban por sexo se ha duplicado en una década. 
Los autores atribuyen este incremento a “una mayor aceptación de contacto sexual comercial”, sin embargo, muchos de los entrevistados dijeron que sentían un intenso sentimiento de culpa y vergüenza por pagar por sexo. 
“No estoy satisfecho conmigo mismo”, fue como describieron sus sentimientos después de haber pagado para tener relaciones sexuales. Otro dijo que estaba “decepcionado” y que era un “desperdicio de dinero”, algunos expresaron sentirse “solitario todavía” y “culpable, por mi relación con mi esposa”. De hecho, muchos de los hombres eran una masa de contradicciones. A pesar de encontrar sus experiencias “insatisfactorias, vacías, terribles”, continuaron visitando prostitutas, señala la investigación.
>LOS AMIGOS. Carlos y Fabián (protegidos) llegan desde Montecristi a “El Rey”. También acostumbran ir a un burdel todos los lunes. Generalmente, cuentan, van a “La Saiba”, prostíbulo que está en Montecristi.
Dicen que sólo llegan a observar. Prefieren la mañana para evitar el calor, pero también coinciden en que los lunes llegan mujeres nuevas y van a “engordar la vista”. Cada uno tiene sus razones. 
Oscar, otro usuario, es directo: cualquier día que sea, “las mujeres están recién llegadas, recién bañadas, frescas y sin actividad durante el día”. Él dice que siempre hay que intentar ser primero. “No es lo mismo ser el primero en el día que ser el décimo o más”, cuenta.
Oscar maneja un lenguaje sin tapujos. “La mujer llega ‘virgen’, pero después de haber estado con cinco o más clientes en el día, imagínese”, reflexiona. Ése es su principal motivo para preferir las mañanas.
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