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Crónica
Había una vez un circo

La fama empezó en el patio de una escuela. La gente había llevado sillas desde sus casas porque días antes Jesús Fuentes Zabalsa había recorrido el pueblo de Los Reyes Acozac encima de su burro Toribio gritando “al circo, al circo”.

Jueves 20 Noviembre 2014 | 08:00

Y el día de la primera función llegó. “Señoras y señores con ustedes el burro más famoso de México, ¡Toooooribioooooo¡. El animal se colocaba a un lado de don Jesús para empezar su acto. Los niños señalaban un objeto y Toribio lo agarraba con el hocico. Luego venía el show de la gallina y el pato que con el vaivén de sus pasos seguían a “Chuy”, como le decían a Jesús  Fuentes, por todo el escenario. 
 Las risas rompían el silencio del asombro y los aplausos, como decía Don Jesús, “los aplausos le demuestran a un cirquero qué tanto le gustó un acto al público.  
Así empezó la historia del hombre de los circos Fuentes Gasca.  
Era el año 1938 y el circo familiar daba sus primeros pasos. Dante Fuentes Gasca sabe esta historia de memoria. Su abuelo se la contó a su padre,  su padre a él y él a sus hijos. Y es como la biblia del circo. Porque todo cirquero Fuentes Gasca debe saberla. Porque de nada sirve ser parte de una cadena de 26 circos a nivel mundial sino conoces tus raíces. Sería como no aprenderse aquella canción que dice: “Había una vez, un circo que alegraba siempre el corazón, lleno de color, un mundo de ilusión, pleno de alegría y emoción”.
Dante es un hombre de 1,80 metros de alto aproximadamente. Él es hijo de uno de los 13 hermanos Fuentes Gasca que aparecen en una foto tomada en una escalera tipo caracol. Allí están Rosa, Francisco, Pancho, Adán, Renato, Gustavo, Juventino, Martín, Licha, Alejandro, Eva, Silvia y Walter.
Todos cirqueros. Todos dedicados al espectáculo. 
Dante tiene tres hijos y todos han crecido bajo la carpa. A ellos les hicieron la pregunta que hacía el abuelo “Chuy” a sus hijos cuando terminaban la secundaria “¿Hijos qué quieren, universidad o circo?”. 
Los artistas. El miércoles en Manta en el circo de Dante  los artistas se alistaban para la función de la noche. El reloj marcaba  las 19h00 y en una carpa de unos seis metros cuadrados Daniel Sánchez empezaba a maquillarse. Sacó un espejó de una caja y de unos pincelazos  su rostro tomaba la forma de “Tamalito”, su nombre artístico. Al otro lado de la cortina tres mujeres revisan  sus trajes y se miran atentas al espejo. Una de ellas, Livier, hija de Dante, quien dice que la vida del circo está llena de sorpresas, por ejemplo, comenta, “los hijos nacen donde los coja la función”. “Mi madre es colombiana, pero yo nací en Chile, mi hermano Irán lo hizo en Colombia y Dante en Perú” , expresa. 
Son las 20h45 y el espectáculo está por empezar. 
El piso está formado por una especie de delgadas colchonetas que se incrustan como un rompecabezas por encima del suelo. Del techo cuelgan cuerdas y mallas, muchas, firmes, pensadas para soportar el peso del más fornido de los acróbatas. De fondo, un equipo de música reproduce una música discotequera mientras tres hombres mueven unos reflectores para improvisar una lluvia de luces. Dante entra vestido de barrendero y con una escoba en la mano. Se ubica en el centro del escenario. Minutos después se transforma en un payaso. Luego los acróbatas empiezan a hacer su trabajo. Dos hombres se suben a una rueda, otros caminan sobre cuerdas, el payaso “Tamalito” roba sonrisas, el espectáculo le roba sonrisas al público. La función dura dos horas y al finalizar Dante le da las gracias al público por el cariño hacia su familia.  Dice que hace 15 años visitaron la ciudad  y ahora les presenta a sus hijos, “espero que me los traten como a mí”, agrega. 
Dante se quita el maquillaje y vuelve a colocarse el traje de barrendero. Dice que tiene un cariño especial con Manta.
Es que en 1981 su circo llegó por primera vez a 
Sudamérica y fue a través de este puerto. “Aquí dimos nuestra primera función”, expresa.  Eso si, dice Dante, “nunca se olviden de los circos. Nunca se olviden del olor a aserrín y canguil que evoca recuerdos y saca sonrisas”·
 La prohibición de ingresar animales en los circos
Dante Fuentes Gasca comentó que el circo cuenta con varios animales, pero en Ecuador no está permitido trabajar con ellos. “Tuvimos que dejarlos en México porque hay que respetar las leyes de cada país así no estemos de acuerdo, yo creo que a la gente que maltrata los animales deberían quitárselos, pero nosotros los tratamos bien”, expresó. 
Ellos tienen leones, elefantes, jirafas, canguros, caballos, entre otras especies.  
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