La goleada sin precedentes encajada por Brasil ofreció alguna de las imágenes más desconsoladoras para el equipo anfitrión, despedidos con una sonora pitada del césped del estadio Mineirao de Belo Horizonte.
Las lágrimas cayeron por las mejillas de algunos jugadores. Especialmente de Oscar, David Luiz y Bernard. Thiago Silva ejerció de capitán y acudió uno por uno a ofrecer su consuelo a sus compañeros.