No hubo una estricta evaluación sobre los cuantiosos perjuicios que alteraron la vida social y económica del Ecuador.
No estaban restablecidas estas circunstancias y el fenómeno se repite en forma agresiva en los años 1997 – 1998. Se agrava así la crisis productiva del Ecuador que se convulsiona en los planos económicos y políticos, mientras El Niño arrasa con todo a su paso. Ya en el gobierno del Dr. Gustavo Noboa que se toman medidas para la planificación y el financiamiento de daños de un fenómeno considerado la más grande catástrofe climática destructiva de la historia nacional: Red vial principal y secundaria, puentes y accesos urbanos, infraestructura urbana, canalizaciones, alcantarillado, calles, instalaciones hospitalarias, educacionales, viviendas, represas fueron averiados por inundaciones y avalanchas.
Se requerían 6 mil millones de dólares para reconstruir lo afectado, según evaluaciones, casi un presupuesto anual del país de esos años; no había recursos. Llegó ayuda internacional: CEPAL, CAF, BID, Bco. Mundial, NNUU, para la reconstrucción que se cumplió con escasos fondos. Se creó Corpecuador que invirtió 32 millones de dólares en Manabí hasta entregar la posta administrativa, se construyeron 32 puentes, alcantarillas, planes de vivienda, en servicio, vías que han sido renovadas. Se trabajó con sólo 6 empleados en esta entidad que posteriormente dejó de operar institucionalmente.
Estos problemas no son fáciles de enfrentar, hoy se debe aprovechar la tecnologías para evaluar los puntos más críticos. Vías, puentes y sectores proclives de inundarse. Efectuar mantenimiento de cauces naturales y canales, extremando el monitoreo de las represas de Poza Honda, La Esperanza, así como sectores proclives de deslaves en lugares como La Crespa - Flavio Alfaro, Alajuela - Portoviejo, Jorge Lomas – Bahía de Caráquez; El Acantilado – Jaramijó. Y hubo avalanchas en Pueblo Nuevo, San Vicente, Manta y Jipijapa y debemos insistir en el control de la parte deforestada del Cerro de Montecristi.