Y para probar lo que dice basta con mirar la sala de su casa y notar un sinnúmero de trofeos ganados en ferias desarrolladas en todo el país, gracias a la belleza y calidad de sus animales.
En Manabí se calcula que 30 mil personas se dedican a la ganadería, según la base de datos de la Corporación de Ganaderos de Manabí (Corpogam).
Rubén Párraga, presidente de esta organización, comenta que la actividad está en descenso debido a varios factores, entre ellos la cantidad de impuestos, manejo inadecuado en la alimentación de las reses y la desmembración de tierras por la herencias.
Mario Zambrano sostiene que el ganadero es un hombre de campo, humilde, sencillo y trabajador, y que en base a esos principios cumple cualquier meta se propone.
En su caso, añade, durante 27 años experimentó con diversas razas de ganado, y finalmente el cruce del Gir y el Holstein le permitió obtener el Girholando, un ganado más adaptable al medio costero: soporta el calor, humedad, plagas, y recorre grandes distancias.
“Estoy contento por ser el segundo productor a nivel nacional en iniciar con la raza Girholando, y ya he vendido ejemplares hembras y machos en el Oriente, Esmeraldas, Los Ríos, Guayas Santo Domingo”, indicó.
Según el ganadero en la productividad individual gracias al Girholando ha ganado varios concursos lecheros, y ha llegado a los 50 litros de leche al día en dos ordeños (mañana y tarde).
“La mitad de lo que una vaca produce se debe por el manejo alimenticio que se le brinda, y la otra es la genética. Si la vaca tiene la capacidad de producir lo hará, pero sino tiene los recursos genéticos lo único que hará será engordarse”, explicó Zambrano.