Con las barricadas y disturbios callejeros en proceso de extinción y la situación económica monopolizando las preocupaciones del Gobierno, el Ejecutivo y la Mesa de la Unidad (MUD), principal plataforma opositora, no han vuelto a conversar desde hace un mes.
REUNIONES. La oposición optó el 13 de mayo por no seguir adelante con las reuniones que se iniciaron un mes antes ante lo que consideró falta de “gestos” por parte del Gobierno y el incumplimiento en la práctica de los pasos que se habían ido dando durante las conversaciones. Maduro volvió a acusar el martes a la MUD de haber dado “una patada” al diálogo que pretendía aplacar la crisis política e insistió en sus llamadas a regresar a la mesa, que, subraya, no es de “negociaciones”.
SALDO DE PROTESTAS. Cuatro meses después de comenzar, las protestas arrojan un balance oficial de 42 muertos, más de 800 heridos y casi 3.000 detenidos (de los que menos 200 permanecen encarcelados), que han dejado cientos de causas judiciales abiertas, así como al dirigente opositor Leopoldo López y a otras figuras del antichavismo presos. Para John Magdaleno, profesor del Instituto de Estudios Superiores de la Administración (IESA), las protestas se han reducido en número e intensidad debido a que el Gobierno “está actuando muy weberianamente: afirmando el poder del Estado y reclamando el monopolio de la coacción física legítima”. La acción del Gobierno ha tenido costos tanto dentro como fuera del país en términos de imagen, indicó Magdaleno, al comentar que hay encuestas que señalan que un 47 % de la población considera al Gobierno de Maduro como “crecientemente autoritario”.