En casa de Simón Mero, el Día del Padre será diferente. Sus tres hijas no lo tendrán presente para decirle “feliz día papá”. 

En cambio, visitarán el cementerio y pondrán un ramo de rosas sobre su tumba. Es que hace más de mes y medio Simón Mero falleció. Él fue una de las víctimas de la fuga de amoníaco que ocurrió el 23 de abril dentro de una embarcación pesquera anclada en el Puerto de Manta. 

Glenda es su hija mayor y está embarazada, espera una niña. Ella vive en el barrio Divino Niño, pero después de la muerte de su padre vive con su mamá. La acompaña para tratar de superar el dolor. 

Simón cumpliría 50 años en octubre, y su tres hijas preparaban una reunión para celebrarlo. Pero el destino estropeó los planes y esa reunión se hará en el cementerio.

Otro caso. La historia en casa de Rosa Colorado no es distinta. Este Día del Padre ella espera ver llegar a su esposo sonriente como siempre. Se hace la idea de que está de viaje. 

 

Los momentos más difíciles después de la muerte de Carlos Bonilla son cuando su hija de cinco años le pregunta: “¿Cuándo regresa mi papi?”, y ella se queda sin palabras. 

La ausencia se ha instalado en la casa y cada día es más difícil, por eso en los próximos días Rosa y sus tres hijos recibirán terapia psicológica que les ayude a superar la pérdida de Carlos Bonilla.