"Cuando visitamos otros países (durante Mundiales) fuimos muy bien recibidos. Estoy segura de que los turistas se van a llevar aquí en Belo Horizonte, en su corazón, esa recepción calurosa, humana, respetuosa (...)", afirmó la presidenta en un acto en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, y una de las doce sedes del torneo.
Rousseff confió en que la competición, que comienza el 12 de junio en Sao Paulo, va a poner de manifiesto la "alegría", la "fuerza" y el "civismo" de Brasil e insistió en que el Mundial va a ser una "fiesta", a pesar de las posibles protestas que puedan tener lugar durante el mes que dure el torneo.
"Tengo la seguridad de que el Mundial va a ser una fiesta. Es fundamental que las personas, que son la mayoría de la población brasileña, tengan el derecho a disfrutar de esa gran fiesta que empieza la semana que viene", añadió la jefa del Estado, que inauguró el Centro de Control de Operaciones de tráfico de la capital minera.