La capital paulista, sede del partido inaugural del 12 de junio entre Brasil y Croacia, vivió ayer otra jornada de paralización en el metro de la mayor ciudad de Brasil, la cual registró enfrentamientos puntuales entre huelguistas y miembros de la Policía Militarizada (PM) por segundo día consecutivo.
Además del trastorno en la rutina diaria de millones de personas, la huelga y la lluvia dejaron cifras récord de tráfico en las vías paulistas, que alcanzó un máximo de 251 kilómetros en el día que la ciudad acogió el último amistoso de Brasil frente a Serbia. Semanas atrás, el Gobierno de Sao Paulo intentó alejar al fantasma de los atascos, muy presente en Brasil, decretando día festivo durante el partido inaugural y reforzando el servicio de metro en los días de partido.
Sin embargo, el temor a sufrir grandes atascos en las fechas de juego se intensificó después de que, a 6 días del Mundial, los operarios del metro continuaran la huelga parcial por tiempo indefinido, a la espera de llegar a un nuevo acuerdo con las autoridades.
Sindicatos. No obstante, el sindicato de Metroviarios de Sao Paulo niega que el momento elegido para ir a la huelga tenga relación directa con la inminente llegada de la competición y justifican que meses anteriores ya presentaron sus propuestas al Gobierno regional.
“Las reuniones comenzaron a principios de mayo pero no quisieron aceptar nuestras propuestas que van más allá de la subida salarial”, contó un portavoz del gremio.