Los de Montreal cerraron con dos horas de repertorio la fiesta del escenario principal en el penúltimo día del festival, que celebra este año su décimo aniversario.
Los canadienses supieron reafirmarse en el palco y demostraron que el indie rock también puede atraer a las multitudes y divertir sin pausa hasta el final.
Para ello, el grupo multi-instrumental recorrió toda su discografía desde su álbum debut "Funeral" (2004) al más reciente "Reflektor" (2013) sin defraudar en una osada puesta en escena.
La épica de su éxito "Wake up" bajó el telón al son de imponentes tambores en un final que dejó al público coreando una vez encendidas las luces.
El inicio tampoco fue para menos. Espejos gigantes aparecieron arriba del escenario simbolizando la filosofía de su último disco -el reflejo- y un muñeco cubierto de más destellos cruzó el parque de Bela Vista en tirolina.
La pareja Win Butler y Rézgine Chassagne subieron al escenario acompañados de otros once músicos y ofrecieron su habitual orquesta de xilófonos, violines, saxofones, panderetas e instrumentos de bambú y metales reciclados.