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sociedad
Esfuerzo y sacrificio generan éxito

Para algunos manabitas cristalizar en el nuevo año metas y propósitos es una tarea que siempre estará ligada al marco del compromiso y al trabajo arduo.

Miércoles 01 Enero 2014 | 04:00

Por ejemplo, en las calles de la provincia no es difícil encontrar estos perfiles,  hombres y mujeres que en base a su sacrificio aseguran alcanzar lo que se han propuesto y que cada año es más productivo que el anterior.
Yolanda Macías y su esposo, Luis Cevallos, son uno de esos casos. 
Esta pareja  que se dedica desde hace 27 años al oficio de la cerrajería en la calle Ricaurte, describe cómo   han construido un hogar armónico y alcanzado la estabilidad todos los años.
“Tenemos 27 años laborando en un negocio que nos ha sacado adelante a toda la familia, que nos ha librado de apuros y que, pese a que no es nada fácil, luchamos por mantenerlo a diario. Desde que nos dedicamos a la cerrajería, con este trabajo hemos educado a nuestros hijos, hemos podido adquirir nuestras pertenencias y llevamos el pan diario a nuestro hogar. Hay días buenos como malos, pero lo importante siempre ha sido perseverar”, destaca Yolanda.
Además, sostiene que alcanzar lo que se quiere no es fácil, pero la clave de su estabilidad ha sido el esfuerzo que ponen todos los días de su vida para lograr metas.
La pareja de cerrajeros, este año apunta a la modernización de sus máquinas y ambos aseguran que lo lograrán. 
 
desde abajo. Pero también en la escena aparecen manabitas que sostienen haber empezado desde “abajo” y así llegar a prosperar y avanzar cada año.
Y una de ellas es Ofelia Vargas, más conocida como “La Madrina”.
Ella afirma que es un ejemplo vivo de la superación, tras muchos años de haber recorrido las calles vendiendo sus “ricos encebollados”.
“La mayoría de personas conocen mi historia y saben que inicié desde abajo, vendiendo  mis encebollados en una carreta en la calle, allí los municipales siempre querían sacarme”, sostiene.
Según relata “La Madrina”, vivió momentos de desesperación, pero fueron su fe en el Divino Niño y sus ganas de salir adelante lo que la llevaron adonde está: “tener mi propia picantería, en un terreno propio”, el cual está ubicado en la calle Morales.
Su proyección para este año es que su negocio crezca. Y si en las manos de Dios está, aplicarse.
Por otro lado, uno de los que reiteran que para alcanzar propósitos es necesario el sacrificio es Simonide Bravo.
Este habitante de Pueblo Nuevo viaja todos los días a Portoviejo a vender jugo de coco y destaca que gracias a su actividad y decisión puede  sustentar las necesidades de su familia.
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