La ordenanza que regula el sistema de participación del cantón Portoviejo crea los consejos barriales elegidos por votación universal, directa y secreta, que da legitimidad y autoridad a aquellos representantes en el ejercicio de su gestión. Es un buen inicio en el proceso construir el tejido social que fortalecerá a la democracia participativa, espíritu de la Constitución del 2008; será un Estado controlado por la ciudadanía, en cierta medida, ante el desgastado estado burocrático actual.
Para ejercer una participación efectiva se debe tener ciudadanos críticos que conozcan en profundidad la realidad para poder transformarla, es por eso que celebro las iniciativas de los consejos barriales en capacitarse en las escuelas de formación ciudadana que promueve el Consejo de Participación Ciudadana, GAD Portoviejo, Senplades y Secretaria de Gestión de la Política, con el afán de fortalecer a este sujeto social que se construye, llamado ciudadanía, que más temprano que tarde se constituirá en el quinto poder del estado, en la práctica, superando a la letra muerta del marco legal.
Sin embargo, no es menos cierto que para avanzar en estas directrices hay forjar la gran unidad de los consejos barriales, así plantear alternativas contundentes y soluciones creativas que nazcan del debate y el consensos, ante los graves problemas que atan al atraso a nuestro Portoviejo, ciudad más antigua de la costa del Pacífico que anhela ubicarse en referente de progreso y modernidad.
Las resonancias del corazón nos lo advierten; estamos pisando sobre nuevos surcos, no a merced de clases privilegiadas o de la voluntad de familias que han estado dirigiendo nuestra ciudad. Juntos somos la fuerza motora de nuestra historia, el cambio no puede ir sin nosotros; pero lograremos conquistar el poder ciudadano cuando logremos despojarnos de intereses particulares y sean los objetivos convicciones personales.