Rowe, quien trabajaba como enfermera cuando conoció a Jackson en los años 80, explicó que los doctores "parecían competir" para ver quién era capaz de darle el analgésico más fuerte al artista, quien comenzó a tomar medicación después del accidente ocurrido en 1984 cuando rodaba un anuncio para una marca de refrescos.
Jackson se quemó el cuero cabelludo en aquel incidente.
"Michael tenía una tolerancia muy baja al dolor. Su temor a sentir dolor era increíble y creo que los médicos se aprovecharon de él en ese sentido", comentó Rowe, según un testimonio recogido por el diario Los Angeles Times.
La madre biológica de Prince Michael y Paris Jackson comentó cómo los médicos contactaban al cantante para proponerle fármacos más potentes que el sugerido por otros colegas y así obtener la atención del artista.
"Estos idiotas (los doctores) mantenían un tira y afloja constante y no se preocupaban por él", contó Rowe, que lloró durante la comparecencia.
Rowe puso como ejemplo de esa conducta a quien fuera su jefe, el dermatólogo Arnold Klein, y al cirujano plástico Steven Hoefflin, quien le suministró propofol a Michael Jackson numerosas veces para anestesiarlo durante procedimientos médicos, entre otros para inyectarle botox.
Klein también le recetó propofol a Jackson, según Rowe